El Pedorro
Debido al abandono de mi padre, mi madre se las veía
negras en ocasiones. Regularmente el buffet constaba de huevito y frijoles.
Esta dieta me producía una pedorrera incontrolable, la cual desde la primaria
me hizo famoso. En un principio cotorreaba con ello. Siempre he sido muy bueno
en los deportes, corría velozmente, por esa razón, me gane el apodo del
avestruz. En la colonia como en la primaria era mas conocido por mi agilidad en
los deportes que por mis pedos, siempre que anotaba un gol me tiraba uno de
ellos, ganaba una carrera y me gritaban los compañeros – Tírate un pedito
avestruz, y así lo hacía, todos reventábamos en carcajadas. Al entrar a la secu
todo cambio, nuevas amistades nueva colonia, nuevas niñas y nuevos amigos. Cuando se me antojaba tirarme un pedito lo
hacia a discreción o de plano me los aguantaba, hasta que ya no podía mas, el
estomago en ocasiones estaba a reventar, una vez tuve que romper una plática en
pleno ligue con Maricarmen, la Drupi, a
unos pasos no aguante mas y prum salió.
–Hay que fue eso Ismael pregunto.-Un pinche cuetazo seguramente. Conteste.
Y me aleje. Mis peditos ya me comenzaban a causar problemas, no era como en la
primaria, me avergonzaba de ellos y luego ya ni comer quería. -Pues te chingas
cabron, es lo que hay. Decía mi madre. O dejas de estudiar y te me pones a
trabajar para comer otra cosa mi pedorrito. Mi corazón estaba dividido entre
Maricarmen y la maestra de ciencias sociales a la cual le veía los calzones y
medias por debajo del escritorio, cada cruce de piernas era para mi un evento
que festejaba por las noches en privacidad después de mi oración. Un terrible
día, en su clase, contestábamos un examen el cual me puso tremendamente
nervioso y, “Pum”, así, de la nada, crujió un estruendoso sonido en el silencio
del salón que salió de mis nalgas planas. Sonó tan fuerte, inmediatamente la
mirada de todos era hacia mi. Con cara de yo no fui, serré mis piernitas , me
encorve y me tape la nariz con la mano izquierda mientras arrugaba con la otra
el examen como diciendo. Fue la hoja no mamen que me ven?. Me es muy difícil
expresar con la fuerza adecuada, la terrible vergüenza que sentí en ese
momento. Alargue la mirada y vi unos tenis rojos en el azul de la banca. Era el
puto Alvin, ese pinche Ocampo, quien desde las alturas me señalaba y grito. –Se
tiro un pedo el muy cabron. El salón entero reventó en carcajadas, la jefa de
grupo Reveca que era muy pinche seriesita, lloro de la risa, la maestra desde
su rincón se cubría con las manos la risa, Maricarme rio en principio y al ver
mi estado se solidarizo, me miro con ternura. Desde ese día y hasta hoy soy el
pedorro. No todo fue malo ese día pues a la salida, por lastima o no sé qué
pedo, Maricarmen se me declaro. Era la escuincla más hermosa de la escuela, de la colonia, del
mundo. Desde ese día nos hicimos novios. Me hice popular en la escuela por mis
pedos y por ser el mejor en el equipo de basquetbol. Ya en la Universidad a
días de casarnos me dijo: -Pedorrito, yo te quiero mucho y pues yo no tengo
pedos con tu apodo pero mi mama dice que si no te dejan de decir así no me
dejara casar contigo, tienes que hacer algo mi amor, falta medio año para la
fecha, haz algo para que ya no te digan así por lo menos en la fiesta ok?. Ok,
Dije. Me propuse cumplir mi tarea. Amigo lector, créeme que no era una tarea
fácil, a donde quiera que yo iba me decían el pedorro, en la carnicería, en la
escuela, en el mercado, en la cancha, en el chopo, en la glorieta de
insurgentes, en coyoacan, en la lagunilla, en la iglesia, en tlane, en la prado
en todos putos lados me decían “ El Pedorro” bueno, hasta mi mama me decía
pedorrini. -Señora se encuentra el pedorro? -Si, te hablan Isma .En la calle me
gritaban, -Que onda pinche pedorro, cuantos kilos de fifi para hoy?, Osea, en
todos lados me decían “El pedorro”. Créanme que en seis meses todo cambio.
Caminaba del brazo con mi Mari y la gente me decía. –Que paso Isma, como te va.
Ese mi isma animo. Buenas tardes Isma, si amigo lector lo había logrado. -Hay
mi amor mi mama esta feliz, , y yo también. Pronunciaba mi Mari. Por fin nos
vamos a casar pedo, perdón Isma. Y así fue, nos casamos. Ya en plena fiesta,
abrazo con la suegra, besos, regaños y recomendaciones del suegro ya bien pedo,
baile, comentarios de, Te quiero un chingo, unas palabras del compadre, besos y
mas besos a la comadre, en fin una gran noche, hasta que un culero ya entrado
en chupe, tomo el micrófono del sonido Papapancho y dijo:- Un sasaludo a mi compadre
el pepepedorro. Trompetilla. Puta madre. La música paro, las copas dejaron de
sonar, el silencio de aquel dia de examen regreso. –Esto es una pena. Grito mi
suegra mientras cojia del brazo a tirones de su hija para arrancarla de mi lado
para siempre. Me tire un pedo y bebi una copa que hasta hoy no termino.